Creo que nadie debería encontrarse con alguien para intercambiar palabras de amor sin la firme convicción de sostenerlas.
Creo que un día, incluso aquél con el nombre del ángel vengador mirara al cielo deseando la espada de Gabriel para clavársela él mismo y bajar al séptimo círculo infernal donde Judas le espera con una soga al lado, pues ha traicionado a su corazón, al haber dado 30 argentinas palabras de amor que nunca valieron nada.
Creo...
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